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¿Se puede hablar del suicidio con humor?


Si me lo hubieran preguntado la semana pasada hubiera dicho que no. Si bien es sabido que el humor es un lenguaje paralelo que nos permite tocar ciertos temas que de otro modo resultarían demasiado difíciles; unas pocas cuestiones, entre ellas el suicidio, me parecían demasiado trágicas como para que les cupiese el tono humorístico. Creía imposible evitar la falta de respeto, la ofensa o la excesiva simplificación que se aleja de la realidad hasta el límite de la inverosimilitud. El texto del estadounidense Christopher Durang, Carcajada salvaje, interpretado por dos comediantes geniales como Verónica Llinás y Darío Barassi que se presenta en el teatro Multitabaris Comafi, me convenció de lo contrario.

La obra no solo habla del suicidio, sino también de la enfermedad mental, de la incomunicación, el aislamiento social, el bullying y la búsqueda desesperada de sentido en una vida solitaria. Todo esto, sin distender en ningún momento el tono de comedia desopilante.

El recurso de la primera persona en la que se relatan las historias evita que los comentarios resulten ofensivos. Los personajes se ríen de sus propias desgracias y el público también se ríe a carcajadas, pero no de los personajes, sino de lo que cada comentario refleja en sus propias vidas; porque, entre otras cosas, Carcajada salvaje muestra que los dramas que se exponen en la obra, incluso la enfermedad mental o el pensamiento suicida, son cuestiones de grado que en algún punto y con alguna intensidad nos tocan a todos.

Una comedia desopilante y profundamente dramática que nos muestra con crudeza y sin eufemismos el camino de la degradación moral y el abandono progresivo que implican los problemas de comunicación; y a su vez una obra tierna, inesperadamente esperanzadora que también revela el increíble y maravilloso poder de la palabra amable y del gesto afectuoso para transformar las vidas de tantas almas solitarias que, desde su agresividad, nos están pidiendo ser aceptadas.

Carcajada salvaje es también una invitación a la comunicación cordial, al buen trato, a la escucha empática y a la comprensión, que son, en definitiva, los mejores antídotos contra la ideación suicida y los valores que intentamos encarnar desde nuestra Línea de Asistencia al Suicida.

Más allá del tono de humor, si usted se siente identificado con alguno de los dramas sociales que se muestran en la obra y necesita hablar de ello, sabe que puede llamarnos.

 

Las opiniones vertidas en estas notas no necesariamente reflejan posturas oficiales del Centro de Asistencia al Suicida y se publican bajo exclusiva responsabilidad de sus autores.


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